El Colegio Santa Teresa es un centro educativo de la Institución Teresiana, Asociación Internacional de laicos que tiene por finalidad la promoción humana y la transformación social mediante la educación y la cultura.
Se estableció en León el año 1917 y está situado en el centro histórico de la ciudad. Pretende adaptar el proyecto pedagógico de Pedro Poveda: pedagogo, humanista, sacerdote, fundador de la Institución Teresiana, a las necesidades y demandas de la sociedad de León.
Forma parte de la Red de centros educativos de la Institución Teresiana en España, con los que comparte no solo los principios y planteamientos de identidad y misión, sino también experiencias educativas, actividades deportivas y culturales, así como formación del profesorado y proyectos de innovación educativa.
Entiende la acción educativa, como un compromiso con la realidad del mundo y de la sociedad concreta de Castilla y León en la que está inserto, desde los valores del Evangelio. Participa, también a través de la ONGD InteRed con otras instancias internacionales en proyectos socioeducativos, de forma que toda la comunidad educativa pueda vivir experiencias significativas de apertura, solidaridad y cooperación y poner así en diálogo lo local con lo universal.
Considera que una educación, con voluntad democrática y solidaria, y que ofrece conocimientos y habilidades para la vida, es el medio más importante para formar personas autónomas, conscientes de su dignidad y ciudadanos responsables.
Nuestra oferta educativa tiene en cuenta la interrelación que hay entre la concepción de la persona que queremos formar, los procesos y experiencias pedagógicas que promovemos y la sociedad que pretendemos ayudar a construir.
Este planteamiento afecta tanto al modo de mirar y valorar la realidad, como a la finalidad de lograr que la persona sea responsable de su propia vida y capaz de compromisos sociales y a los objetivos y metodologías de las acciones educativas concretas: incorporar el estudio personal, la reflexión crítica y la colaboración con otros en los procesos de aprendizaje y adquisición del conocimiento; aprender a vivir juntos y acoger la diversidad en una convivencia constructiva; integrar la perspectiva intercultural como valor; responder a los desafíos educativos y sociales que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación plantean.
Define su gestión, tanto del centro como del aula, desde la innovación planteada dentro de un proceso de calidad y mejora continua, de manera que la reflexión y evaluación de la propia práctica lleva a nuevos planteamientos y aporta creatividad para introducir el desarrollo de acciones innovadoras.
Se considera al profesorado colaborador activo y responsable de hacer vida el Proyecto Educativo de Poveda, donde el papel de la orientación educativa y la figura del tutor son piezas clave del engranaje que facilita, apoya y acompaña al alumnado en su proceso de crecimiento, maduración y aprendizaje. Se trata de operativizar una educación en valores, de pasar de un valor discursivo a un valor en la práctica, que se traduce en la vida escolar de cada día, que está presente en las programaciones, en las actividades, en los planes y proyectos educativos del Colegio. Se pretende ayudar a que sean personas realmente sensibles ante lo que pasa en el mundo y capaces de reaccionar ante ello.
Desde la vivencia de la interculturalidad y desde un enfoque socioeducativo, se define como una escuela inclusiva. Una escuela en la que no se trata de compensar las carencias de los que tienen algún déficit sino de incorporar y tener en cuenta los diferentes contextos, capacidades, características, etc. del alumnado que accede al Colegio. Entendemos que cada uno de nuestros alumnos y alumnas cuenta con unas características de partida, se desarrolla en contextos socio familiares diferentes, proviene, cada vez más, de culturas distintas. Reconocemos, pues, la diversidad como un hecho natural y un valor social, como algo consustancial a nuestra sociedad y a nuestras aulas.
Esto hace que en nuestro centro sea bienvenido cualquier alumno o alumna tenga las características que tenga, por reconocer que la diversidad es una riqueza que ayuda a una mejor comprensión de la sociedad y a un crecimiento más abierto de la persona, y que a partir de esa acogida es más fácil promover en todo el alumnado valores imprescindibles para una sociedad democrática como son la solidaridad, la aceptación y respeto de las diferencias individuales, la tolerancia o la resolución pacífica de los conflictos.
Se practica un estilo educativo inspirado en la vida familiar, en la acogida, la naturalidad y el cariño. Una convivencia basada en la alegría, la participación, la ayuda mutua, la igualdad de oportunidades,… con el único privilegio de una atención específica a aquel alumnado que presenta necesidades singulares. Unas relaciones cuidadas donde prima el diálogo y el respeto, donde se reconoce el conflicto como algo natural y se aborda de forma preventiva y dialogante.
La metodología empleada en el aula parte de un modelo comprensivo de escuela y por ello se utilizan simultáneamente métodos de educación individualizada y socializadora, reconociendo las diferencias, respetando los ritmos, intereses, capacidades y motivaciones de un alumnado plural y diverso.
Y atravesándolo todo una escuela cristiana, que promueve la vivencia, la experiencia y la expresión de la fe. Una escuela en la que todos los procesos educativos tienen como eje y fundamento la dimensión cristiana y evangelizadora, que se articula en torno a una idea de educación integral que favorece el desarrollo de cuatro dimensiones:
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La formación humanizadora con enfoque cristiano.
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La transmisión de la fe basada en la experiencia.
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La proyección social como consecuencia de la interiorización cristiana.
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La formación religiosa que posibilita el diálogo fe-cultura.