Dejamos el colegio pensando que volveríamos en unos 15 días y la situación se ha ido alargando mucho más de lo que imaginábamos y esperábamos. Lo que al principio vivimos como algo transitorio y que se pasaría, ha venido para quedarse mucho tiempo y las emociones ya no son las mismas con las que empezamos. Pasamos de la incertidumbre a sentir que todo nos desborda, no podemos controlarnos en ocasiones, lloramos y queremos despertar de esta dichosa pesadilla.
Queremos ir al colegio a leer nuestros cuentos, abrazar al monstruo rosa y jugar con el conejito de las praxias. Si a los mayores nos cuesta, a nuestros peques, que siempre se han portado fenomenal y nos han dado mucho ejemplo, tanto tiempo en casa empieza a “pasar factura”. Echan de menos sus parques, a sus amigos, las aventuras en el patio… hasta el ratito de después del comedor donde siempre había un rato de risas. Y en todos esos momentos de educación no formal es donde también se producen grandes aprendizajes para la vida.
Aunque quisiéramos, no nos podemos saltar las normas y abrir el colegio. Nos tenemos que mantener y continuar hacia adelante. Nos hemos reinventado en las familias, en los colegios y en toda la sociedad. Muchos tenemos suerte y no nos ha tocado pelear con el “bicho”. A otros les han tocado momentos duros y muy difíciles.
Sé que no es consuelo, pero cada día deberíamos encontrar ese arcoíris en nuestro interior y dar gracias por algo bueno que tenemos, algo pequeñito que hasta ahora no valorábamos así. Esa familia que nos cuida, ese pan para comer, esos libros que leer, esa salud para seguir adelante…
Claro que hemos pasado por muchas fases y emociones como en las subidas y bajadas de una montaña rusa. “Tirar la toalla” ahora, que es lo que a veces nos entran ganas de hacer, no nos va a servir de nada. Tenemos unos pequeños a los que proteger, decir que les queremos, explicarles una y mil veces la situación. Hoy, los papás y mamás, sois grandes héroes. Los profesores seguimos ahí, pero no podemos estar en las casas de todos y decir la palabra oportuna, dar el abrazo de consuelo, calmar la rabieta y el enfado. Eso solo es posible en la educación presencial, esa que hemos redescubierto y que tanto nos gusta. Nos podemos asomar a una ventanita y decir alguna palabra, pero nunca, nunca… la vida del aula y del colegio se podrá replicar exactamente igual en casa.
Hoy os invitamos a ver el cuento que se titula Así es la vida, de la escritora Ana-Luisa Ramírez y la ilustradora Carmen Ramírez. Aunque es un cuento infantil, lo hemos escogido para que lo leáis vosotros, los papás y mamás que tenéis niños pequeños. Podéis verlo en este vídeo.

O leerlo en un PDF picando en la siguiente imagen.

Después de verlo nos preguntamos, ¿abandonamos y nos instalamos en la desesperanza y el miedo o seguimos hacia delante con fuerza y gran amor?
Según las edades de vuestros peques y las circunstancias vividas, está en vuestras manos compartir el cuento con ellos o no. En el colegio también se abordan temas como la tolerancia a la frustración y el duelo cuando se producen algunas situaciones que lo requieren.
No podemos bajar de esta montaña rusa porque es lo que ahora nos toca vivir. Tenemos que asumir la diversidad de emociones y situaciones y mantenernos firmes. Tenemos que seguir cuidando las rutinas en casa y poniendo límites, con calma y mucho amor. Tendremos que seguir en esa montaña rusa de emociones, aprendiendo a respirar, contando hasta 10 o 100 y buscando soluciones como las que se proponen en este cuento infantil y de adultos ilustrado.